jueves, 27 de octubre de 2011


Tengo mi propia idea de un príncipe azul. Aquél que de príncipe, no tiene nada.
Que lleva tatuajes, que tiene perforaciones en las orejas.
Que siempre anda despeinado, despreocupado.
Que lleva su guitarra colgada, que sólo sigue el camino, y no le importa nada.
Que no no le preocupa lo que digan de él.
Hace música y se divierte.
Que va a tomar los fines de semana con sus amigos, para darle a la fiesta.
Del que nada es perfecto, pero al mismo tiempo todo lo es.
Quiero mi rockstar azul.